Como la vida misma, emocionante patidillo de furrrrrbolllll
Al hilo de este pequeño post, ponemos unas reflexiones frecuentes que hacemos no pocas veces con nuestro alumnad@ sobre la competición:
La competitividad en el deporte puede tener las siguientes ventajas:
Ventajas:
Desarrollo de habilidades: La competencia puede motivar a los niñ@s a mejorar sus habilidades y técnicas en el deporte, lo que a su vez contribuye a un mayor desarrollo físico y mental.
Disciplina: Participar en deportes competitivos puede enseñarlos la importancia de la disciplina y la dedicación para alcanzar sus objetivos.
Trabajo en equipo: La competencia fomenta la colaboración y el trabajo en equipo entre nuestros jóvenes, ya que deben aprender a cooperar y coordinarse para lograr el éxito.
Resiliencia: Enfrentar desafíos competitivos ayuda a los niñ@s a desarrollar resiliencia y a lidiar con la presión y la adversidad de una manera saludable.
Por otro lado, también existen desventajas:
Presión excesiva: La presión para ganar puede ser abrumadora y estresante, lo que podría tener efectos negativos en su salud mental y emocional.
Exclusión: La competitividad extrema podría llevar a la exclusión de aquellos que no son tan habilidosos en el deporte, lo que puede afectar su autoestima y participación.
Falta de disfrute: Si el enfoque principal es ganar a toda costa, los niñ@s pueden perder el disfrute del deporte y verlo más como una obligación que como una actividad placentera.
Desigualdades: La competencia intensa podría acentuar las desigualdades si algunos tienen acceso a mejores recursos y entrenamiento que otros.
En general, la competitividad en el deporte durante la edad escolar debe ser equilibrada para permitir el crecimiento personal y el desarrollo de habilidades, sin descuidar el bienestar emocional y mental.
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